Foto: Gracia TV

Com sabeu recentment es van col·locar unes jardineres  per evitar que els nens i nenes juguessin a pilota a la plaça del Diamant. Uns alumnes de la nostra escola les van retirar i el joc ha tornat a la plaça.

Hem trobat interessant reproduir un editorial i adjuntar un enllaç a un article sobre la reivindicació del carrer com a espai vital.

Comissió d’Espais

 

• Enllaç a l’entrevista a Francesco Tonucci, investigador de l’Istituto di Scienze e Tecnologie della Cognizione, pedagog, dibuixant i pensador que reflexiona sobre les ciutats per als infants.

• Enllaç a l’article “Ciudades para los niños”

• La calle, para los niños

Cuando yo era pequeña, los niños invadíamos las calles al salir del colegio, y eran los coches los que tenían que tener cuidado con nosotros y no al revés. No hacían falta parques acotados para jugar porque el parque era la calle. Bastaba trazar con tiza un par de porterías o una rayuela y las tardes se alargaban como el chicle Bazooka. A los padres, no les veíamos el pelo hasta la hora de la cena. Entonces, las madres sacaban la cabeza por la ventana y nos llamaban, confiadas en que seguíamos ahí, tras la pelota o la bici, y que ahí podíamos seguir horas y horas si no fuera por sus amenazas de que la cena estaba sobre la mesa y que se enfriaba. No recuerdo que en la calle  hiciera frío en invierno ni calor en verano, pero sí recuerdo las esquinas, los gatos callejeros y los amigos.

Aunque no es cierto  que cualquier tiempo pasado fue mejor, sí lo es que las ciudades han perdido en ese sentido: a los niños les hemos arrebatado la calle. La ciudad, ahora llena de peligros para ellos, ya no les permite dar rienda suelta a sus juegos, tan importantes para su maduración psíquica y social y su creatividad. Y no sólo eso, sino que ni siquiera pueden ir solos a la escuela a una edad en la que sienten ansias de ser mayores.

“Si vuelven los niños a la calle es como cuando vuelven las luciérnagas, que son indicadores ambientales. Si vuelven ellas, significa que el aire está limpio. Si los niños vuelven a la calle significa que hemos hecho bastante trabajo estructural y social para que esto pueda ser posible”, explica el psicopedagogo Francesco Tonucci, impulsor del proyecto La Ciudad de los Niños. Sus reflexiones estuvieron muy presentes en el 6º Encuentro La Ciudad de los Niños, celebrado en Madrid la primavera pasada.

¿Cómo les gustaría a los niños que fuera su ciudad? ¿Cómo conseguir que sus voces también sean escuchadas?

Las ciudades que quieran tener en cuenta a los niños no deberían obsesionarse por crear bonitos parques infantiles específicos para sus juegos. Eso ya lo tenemos y sólo es un parche. Deben ofrecer espacios abiertos y de encuentro para todos, espacios verdes, plazas donde también podrán encontrarse los adolescentes o las personas mayores. Sitios para el encuentro vecinal, para diferentes generaciones, que permitan el juego de los más pequeños, las conversaciones pausadas de los abuelos y los besos furtivos de los jóvenes. Deben estar cerca de casa y ser accesibles y seguros.

Mientras los alcaldes sueñan con Olimpiadas y grandes avenidas, los padres y nuestros hijos sólo deseamos lugares donde podamos caminar y sentirnos libres.

Montse Cano.

Revista Intergral. Núm. 369. Sept.2010. Editorial.